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Terapia infanto-juvenil

Durante la infancia y la adolescencia se desarrollan y llegan a cristalizar elementos tan importantes de la personalidad adulta como son la propia imagen, la autoestima y la seguridad en uno mismo; basados todos ellos en un conocimiento realista de las propias capacidades y limitaciones.


El desarrollo es un proceso complejo lleno de retos que requieren constantes adaptaciones por parte del niño y que no siempre resultan fáciles para él ni para su familia. Los niños pueden padecer miedos, celos, tristeza, angustia, problemas de sueño, de alimentación o de control de esfínteres, problemas de conducta o problemas de aprendizaje. Algunas de estas dificultades forman parte de lo esperable a determinadas edades dentro de un desarrollo normal y pueden encauzarse con facilidad mediante una información adecuada a los padres, pero, en otras ocasiones, cuando se prolongan en el tiempo  o aumenta su intensidad resulta imprescindible una intervención psicoterapéutica para prevenir el desarrollo de problemas más serios en el futuro.



Alcala 117 Consulta de Psicología y Psiquiatría

Los niños sanos son activos, alegres, creativos, inocentes y curiosos. Un niño que se torna agresivo sin motivo aparente, que llora con facilidad, que se muestra manipulador, ansioso,  pasivo o demasiado callado; un niño al que nada parece interesarle, es un niño que necesita apoyo y atención.


La terapia ayuda a los niños y adolescentes a resolver sus conflictos con otras personas, a entender sus propias emociones y las de los demás. Les dota de recursos para encontrar soluciones eficaces a sus problemas, facilitando así su proceso de autonomía.


Los adolescentes en particular, agradecen el poder disponer de un espacio compartido en el que expresar libremente aquellas emociones y conflictos que resulta más difícil compartir con los padres u otros adultos cuyo respaldo siguen necesitando.


Los padres por su parte, pueden beneficiarse del apoyo y asesoramiento necesarios para mejorar la relación con sus hijos, manejar la disciplina y los límites o la frustración, facilitar la creación de hábitos y prevenir o controlar las conductas no deseadas.

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