La calidad de los vínculos en la pareja o familia afecta significativamente a nuestro desarrollo y equilibrio emocional en todas las etapas de la vida. Cuando en estas relaciones aparecen dificultades, crisis, o conflictos no resueltos, lo más eficaz es realizar una psicoterapia conjunta en la que se cuente con la participación de ambos cónyuges, o de padres e hijos.

En una psicoterapia de pareja se abordan las dificultades que pueden surgir en los distintos momentos vitales de la relación (por ejemplo, en el inicio de la convivencia, al tomar decisiones respecto a tener hijos, en los cambios ante la etapa del “nido vacío”). Y también sirve para mejorar algunos aspectos de su relación tales como la falta de comunicación, peleas frecuentes, problemas sexuales, desacuerdos en cuanto a la vida en común, la relación con las respectivas familias, diferencias en cuanto a la educación de los hijos, problemas de celos, infidelidades, decidir si seguir juntos o separarse, etc. Al contar con la participación de ambos miembros de la pareja, se identifica mucho mejor cómo han surgido los problemas o dificultades en la relación, y sobre todo, se avanza más rápidamente hacia el cambio.